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Es difícil de creer, pero hace unos 68 años la gente todavía vivía aquí. Ha sido uno de los pueblos más grandes de Armenia con alrededor de 8.500 habitantes. Los últimos habitantes abandonaron el pueblo a principios del siglo XX. Los habitantes de la aldea de nuevo bien cómo llegar a los túneles subterráneos que solían conectar todas las cuevas de Khndzoresk. Durante los ataques, para estar seguros, los niños y las mujeres fueron llevados a las cuevas que se encontraban en acantilados verticales casi imposibles de acceder para las personas que no estaban familiarizadas con la aldea. Las cuevas son siempre interesantes, especialmente cuando son tan inusuales. Es difícil de creer que entrar en una de esas cuevas es básicamente entrar en un lugar que una vez fue la casa de alguien. Este lugar parece tan irreal, que estando aquí, puedes tener la sensación de que por un poder mágico te dejas caer en otro planeta durante algún tiempo. Aquí comprendes que aunque hagas lo mejor que puedas para vivir en armonía con la naturaleza en las grandes ciudades es imposible, porque la armonía contigo mismo y con la naturaleza sólo se puede encontrar en lugares como éste.